La ópera romántica

El Romanticismo es la Edad de Oro de la ópera. La burguesía llena los teatros de ópera no sólo en Italia, sino también en el resto de Europa. Todo el mundo quiere ir al teatro a escuchar ópera, hablar con las amistades de los próximos estrenos, tararear las canciones más conocidas y escuchadas, leer la crítica de la última producción de ópera, seguir a sus cantantes favoritos… hay ópera hasta en la sopa.

Por lo general, la forma operística no sufrirá grandes cambios en lo básico: obertura, recitativos, arias, coros… Lo que si va a pasar es que la estructura se irá adaptando mejor a un teatro cantado, eliminando las partes «menos creíbles» y buscando la unidad entre texto y música.

Durante el siglo XIX podemos distinguir tres períodos en el desarrollo de la ópera romántica:

  • EL BEL CANTO: A principios de siglo encontramos en Italia una escuela de canto llamada así «Bel canto» (Canto bello), que elabora sus melodías con gran cantidad de adornos vocales y melodías complejas. Los tres autores más famosos son Rossini, Bellini y Donizetti.
  • PLENITUD: A mediados del siglo XIX aparecen las dos grandes figuras de la ópera, el italiano Giuseppe Verdi y el alemán Richard Wagner. Ambos elaboraron óperas en que los recitativos, las arias y los coros están perfectamente integrados en la ópera, sin separar las partes, para que parezcan diálogos reales. También las oberturas sirven de introducción, ambientando la escena según la trama de la historia. Los compositores en esta época tratan de usar melodías que sirven de conexión entre partes de la ópera: cada vez que aparece un personaje o se produce un sentimiento, utilizan el mismo tipo de melodía. Wagner llama a esas melodías «leitmotiv», un recurso típico del Romanticismo.
  • VERISMO: A finales de siglo, la ópera se verá influenciada por una corriente literaria que viene de Francia: el realismo. Las historias «realistas» se ambientan siempre en lo peor de la sociedad: la pobreza, la enfermedad, las desgracias, etc. La ópera verista (de «vero», verdad) tiene siempre una trama dramática con final trágico. El autor verista más importante fue Giacomo Puccini, con óperas que siguen teniendo un enorme éxito como La boheme, Tosca, Turandot o Madama Butterfly. También se ha hecho especialmente famosa la ópera del francés Georges Bizet ambientada en Sevilla Carmen, que narra un triángulo amoroso entre una gitana que vende tabaco y cerillas por las calles, un torero de éxito y un guardia civil. Como ya he dicho, el final trágico está asegurado.

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